Siete días de política

Con la inflación en retroceso el problema pasó a ser la recesión

En las encuestas Macri mantiene un buen nivel de aceptación, pero persiste la incertidumbre sobre el futuro de la economía. La actividad no se recupera y el 2017 está cada vez más cerca

La más reciente encuesta de Analía Del Franco Consultores en el corazón electoral del país -la provincia de Buenos Aires- describe con cifras el complejo momento por el que atraviesa el gobierno de Mauricio Macri. El presidente mantiene un nivel de aprobación del 50%, pero el de la política económica retrocedió fuerte: 10 puntos.

Simultáneamente la preocupación por la inflación cayó 20, mientras que la falta de trabajo pasó a ocupar el segundo lugar entre los principales problemas. La recesión parece haber comenzado a erosionar el nivel de empleo, aunque todavía no impactó de lleno sobre el gobierno. Si se mantiene más allá de fin de año pondrá en riesgo el desempeño del macrismo en los comicios de medio mandato. Le urge, por lo tanto, hacer que la economía arranque de una buena vez.

El cuadro actual refleja las decisiones tomadas por Macri. Al asumir encontró un estado fundido. Su primer objetivo fue conseguir financiamiento por todas las vías disponibles. Como hubiera hecho cualquier empresario al que le cae en las manos una empresa concursada, salió a buscar fondos para mantenerla a flote.

Primero levantó el cepo, después salió del default para poder endeudarse y ahora apuesta todo al resultado del blanqueo. Consiguió el combustible imprescindible para mantener el motor en marcha, pero no todavía el necesario para permitir que acelere y deje atrás la crisis heredada.

Los votantes tienen clara esta situación. Sólo un tercio de los encuestados cree que son de su responsabilidad los aumentos de precios, mientras que un 40% opina que son responsabilidad del gobierno anterior. El 51% cree, además, que durante el cristinismo los argentinos gastaban más de lo que podían y ahora están pagando el precio de ese jubileo. En otras palabras, que la ex presidenta "reventó la tarjeta" y llegó el momento de hacer frente al resumen.

Pero Macri también se lleva lo suyo. Sólo el 21% cree que tiene un plan económico, mientras que el 45% está convencido que va tomando medidas en función de las necesidades con las que se encuentra. El 51% opina que no lleva al país por el camino correcto, en tanto el 43% adhiere a sus decisiones.

Las respuestas no podían ser más ilustrativas. El presidente conserva aún un apreciable porcentaje de crédito público, pero tiene que sacar al país del pozo. El ajuste llegó a su límite como quedó en evidencia con el grave conflicto generado por las tarifas que está erosionando la autoridad del Poder Ejecutivo. El mensaje de la calle es: hay que poner recursos, no sacarlos, aunque la energía esté siendo consumida por los usuarios a precio vil.

Por eso Macri desertó desde hace tiempo de la idea de un sinceramiento fiscal duro. Optó por una política de apaciguamiento de la que sobran ejemplos. Durante la semana que acaba de concluir la gobernadora María Eugenia Vidal anunció que reabrirá la paritaria docente y la puesta en marcha del boleto estudiantil a partir de agosto. Que una vieja demanda de la izquierda sea convertida en realidad por Macri ilustra sobre el orden de sus prioridades.

Las marchas y contramarchas de los primeros siete meses de gestión fueron en realidad tanteos sobre la tolerancia social al ajuste. Y resultaron posibles por la falta de una oposición capaz de enfrentarlo con una mínima posibilidad de éxito. Una oposición que también lee las encuestas y sabe que el peronismo aparece como responsable del presente estado de cosas.

Sólo el kirchnerismo sigue aferrado al relato de la década ganada y camino a la extinción. El machacar de la televisión con la corrupción "K" no disminuye el desgaste político de Macri, pero está inutilizando a la ex presidente y a sus pocos seguidores como alternativa electoral.

Sergio Massa cree que ese desgaste se extiende a todo el PJ y ha decidido descartar cualquier alianza con sus ex compañeros. Más aún, promueve denuncias contra el poderoso peronismo de la Matanza. Uno de sus concejales en ese distrito anunció que apenas termine la feria judicial irá a la Justicia para denunciar que el ex intendente Fernando Espinoza desvió fondos millonarios del municipio a la campaña del Frente para la Victoria.

Massa está convencido que la "marca" peronismo ya no es lo que era. Ignora, en cambio, qué pasará con la economía. Por eso no definió su candidatura para el año que viene. Si la actividad económica repunta, se guardará hasta 2019.