EL REFORMISMO DEL PRESIDENTE SE ESTRELLA FRENTE A LAS RESTRICCIONES SOCIALES Y CULTURALES

Una sociedad que votó el cambio pero que no se banca los costos del mismo

A una nación peronista hablarle de eficiencia del Estado, de apertura de la economía, de sacrificar ocio por incremento de productividad, de crecer en base a innovación y creatividad es virtualmente imposible.

POR GERMAN FERMO *

Espero que hayan disfrutado de estos cuatro días de vacaciones, somos una sociedad quebrada que necesita urgentemente un shock de productividad positivo pero sin embargo, aquí estamos, perpetuando feriados K. ¿Qué tal si en vez de honrar a nuestros próceres vacacionando, lo hiciéramos trabajando los domingos? ¿Se imaginan a algún senador proponiendo esto?

Tengo la sensación de que en la mesa chica del PRO ya se dieron cuenta que a este ritmo no llegan a revertir el ciclo recesivo de caras a las legislativas del 2017, este "virtuoso gradualismo que nos enchufaron" le está dando tiempo al peronismo para reinventarse y en eso son implacables.

Al inicio de esta gestión, esperaba el comienzo de un cambio estructural caracterizado por una sustancial reestructuración fiscal y regulatoria, pero la realidad es cruelmente decepcionante, Cambiemos ni siquiera puede frenar piquetes en el Microcentro. Quizá no sea falta de voluntad, Macri y una parte de su heterogéneo entorno, el no progresista, probablemente quiera generar un cambio profundo en la sociedad y economía argentina, pero con el consenso actual no puede implementarlo. La Argentina es un país peronista y a una nación peronista hablarle de eficiencia del Estado, de apertura de la economía, de sacrificar ocio por incremento de productividad, de crecer en base a innovación y creatividad es virtualmente imposible. 

Las restricciones sociales y culturales son enormes y a esto hay que sumarle el monumental descalabro fiscal heredado de la administración anterior que lo condiciona permanentemente.

PERONISMO 101

Es probable que al menos hasta las legislativas del 2017 Macri implemente Peronismo 101 o sea: atraso cambiario como estrategia de fondo, incremento de gasto público, aumento de deuda soberana y provincial e incentivación del consumo, intentando de esta forma que la economía argentina comience a traccionar luego del difícil primer semestre del 2016.

El atraso cambiario y el keynesianismo apalancado me suenan mucho más a peronismo clásico que a la expectativa de cambio que tuve originalmente. En lo personal, Cambiemos significa una enorme decepción, pero no creo que sea por falta de convicción del Presidente, la carga es de la sociedad argentina, una sociedad que votó el cambio pero que no se banca los costos que el mismo implica.

Quizá entonces, la apuesta del gobierno sea implementar peronismo tradicional con el objetivo de generar empleo y si da el apoyo político a futuro, muy a futuro, se generen algunos de los cambios prometidos en las elecciones. De esta forma, al gradualismo de Cambiemos se le agregaría un nuevo componente: peronismo con globos amarillos.

Se viene una mayor coordinación de la política fiscal y monetaria. El primer semestre del 2016 caracterizó a un BCRA ortodoxamente restrictivo poniendo por momentos las tasas de punta y bajando con ello exitosamente expectativas futuras de inflación y a un Ministerio de Hacienda que, dentro de su lentitud crónica, intentó ser keynesianamente expansivo. Con la baja de tasas iniciada semanas atrás, aspecto que continuará hacia el cierre del 2016, el BCRA le daría oxígeno a Hacienda quien a su vez, comenzará con un agresivo plan de obra pública, bien keynesiano, bien peronista, bien endeudado, y... ¿bien impagable? Por lo tanto, no me sorprendería que se haya tomado ya la decisión de tolerar un atraso cambiario de caras a las legislativas del 2017 que, sin ser dramático, genere un aumento del salario real en dólares, aspecto nada trivial a la hora de votar. Recordemos que las curvas de bonos pricean una inflación a 12 meses de 23% y una atraso cambiario de 5%.

Por lo tanto, al menos hasta las legislativas del 2017, olvídense de reformas estructurales, preparémonos a seguir tolerando piquetes cotidianos e inexplicables feriados K, y si esto sale bien, el PBI del país crecerá no por incrementos de productividad sino por ejecución de obra pública keynesiana.

Sí, sí, no me olvidé de responder la primera pregunta que se deben estar haciendo: ¿Cómo se garpa todo esto? La secuencia es sencilla. Se viene el blanqueo, el cual constituye la primera bala de plata para reactivar la economía. Segundo, si no alcanza el primero se viene un festival de deuda soberana y provincial. Sí, sí, no me olvidé de responder la segunda pregunta que se deben estar haciendo: ¿Y cómo garpamos la deuda? Bien, nos cuentan desde el progresista Ministerio de Hacienda que la obra pública keynesiana generará sustancial crecimiento y con ello pagaremos lo adeudado. Fingers crossed, a esta historia la escuché n veces y nunca terminó bien.

LA CARTERA

Posicionamiento de cartera. Tranquilos, Wall Street operará Argentina en una secuencia de dos pasos. Primero bullish. Del 2016 al 2019 venderán la historia que somos perla de emergentes y que la economía real comenzó a traccionar, la razón es sencilla: estos pibes están comprados bonos argentinos hasta los dientes. Segundo, qué se yo: Hacia 2020, Wall Street se preguntará si toda la deuda emitida será pagable pero esto es larguísimo plazo. Por lo tanto, en el futuro cercano una economía real expansiva apalancada en el blanqueo más un Banco Central que claudique ante la apreciación del peso y por ende siga bajando tasas, probablemente active rally de renta fija y variable argentina o sea: blanqueo + tasas bajando = rally. Probablemente ésta sea la historia que se anime a operar el Merval en el segundo semestre.

Conclusión: al final de cuentas, son todos peronistas, encrucijada de la que no podemos escapar en los últimos 70 años. ¡Viva la obra pública!, ¡viva el gasto público!, ¡viva el déficit fiscal! y por, sobre todo, ¡viva Keynes y el peronismo!

* Director de MacroFinance y de la Maestría en Finanzas de la UTDT.+