Una voz crítica con el Papa

La Prensa entrevistó a Antonio Socci, el autor del libro que causa polémica en Italia. El influyente escritor católico habla de "Non  Francesco", donde expone gestos y palabras de Francisco que causan un grave daño a la Iglesia. "Como custodio de la fe, este pontífice es devastador", afirma.

El escritor y periodista italiano Antonio Socci, un ensayista católico muy reconocido en Europa, se despega del coro de elogios al Papa y presenta, "con profundo dolor", graves denuncias que recoge en su último libro, Non  Francesco. La Chiesa nella grande tempesta, una obra que puede ser considerada el reflejo de una creciente preocupación entre muchos católicos hasta hoy inadvertida en nuestro país.

Socci (Siena, 1950), autor de 17 libros, entre ellos El cuarto secreto de Fátima, está lejos de pertenecer a los grupos tradicionalistas que siempre resistieron a Jorge Bergoglio. Es más bien un desencantado, que lo recibió con los brazos abiertos y lo defendió hasta un año atrás, y cuya lúcida reflexión actual, expresada en artículos publicados en el diario Líbero y en su blog, lo Straniero, converge cada vez más con la de aquellos.

Non  Francesco (Mondadori), en las librerías de Italia desde octubre, sin visos aún de ser traducido al español, abre dudas sobre la validez de la elección de Francisco. Y lo hace por una doble irregularidad -una relacionada con la renuncia de Benedicto XVI y otra con el propio cónclave-, que sumada a lo que ve como un modo de actuar "absurdo" en Francisco lo llevan a "pensar que no tiene ni la asistencia del Espíritu Santo ni la gracia de Estado", según explica en una entrevista telefónica con La Prensa.

"En mi libro cito el ensayo de un canonista, Stefano Violi, que ha estudiado la declaración de Benedicto XVI y ha descubierto que su referencia al código de derecho canónico que regula la renuncia al papado alude a una renuncia al ejercicio, pero no al munus petrino (el oficio que ha recibido, y que es indeleble)", comenta Socci.

"Esto -dice- es algo que confirmó el propio Benedicto XVI en su último discurso, el 17 de febrero de 2013, donde dice que el munus petrino permanece para siempre. Y lo ha confirmado siempre, incluso con la decisión extraordinaria de permanecer como papa emérito. Un hecho sin precedentes en la historia de la Iglesia y que no está claro dónde nos deja".

NULIDAD

"En lo que respecta al problema del cónclave -prosigue-, he señalado que el proceso de votación comprende tres violaciones de las normas de la Constitución Apostólica Universi Dominici gregis, que regula la elección del Sumo Pontífice, y por ende debe aplicarse lo que establece el artículo 76 que declara la nulidad de la elección".

Dos de las violaciones que menciona Socci son una votación que debía ser tenida como válida pero fue anulada, con la excusa de que durante el escrutinio no fue contada una papeleta considerada blanca que estaba pegada a otra, y el hecho de que se haya procedido a realizar una quinta votación el 13 de marzo, en la que fue elegido Bergoglio, cuando las normas sólo contemplan cuatro por día.

"Estos hechos, como se sabe -aclara-, fueron contados hace un año en un libro de Elisabetta Piqué, Francisco, vida y revolución, y luego no han sido desmentidos sino confirmados. Yo pedí que se explicara "si y cómo" aquellos hechos fueron irregulares y a falta de respuestas concluyo que si una elección es inválida es nula".

Consultado sobre si no obstante reconoce a Francisco como Papa, Socci responde: "Yo soy periodista. No tengo título para definir quién es Papa o no. La Iglesia pide que yo rece por el papa Francisco y yo rezo por él. Yo solo hago preguntas racionales frente a las cuales es necesario responder. También porque el modo de actuar de este Papa y, sobre todo, las cosas que dice, hacen pensar que no tiene ni la asistencia del Espíritu Santo ni la gracia de estado".

"¡Hace y dice cosas absurdas, que marcan una ruptura con el Magisterio permanente de la Iglesia!", exclama. "Yo rezo por su alma, porque creo que está haciendo un grave daño a la Iglesia".
Socci pone como ejemplo de ese daño el intento de cambiar la disciplina sobre los sacramentos. "Ya cuando era arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio comenzó a permitir que se administrase el sacramento a todos, incluso a personas que no estaban en condiciones de recibirlo", señala, y dice que "esto es un abuso gravísimo del sacramento".

"Ahora que es Papa busca con el Sínodo lanzar a toda la Iglesia hacia aquella disciplina de los sacramentos que rompe con la tradición católica", continúa.

Socci afirma que eso "es sólo una prueba", y cita como otro ejemplo la ocasión en que Francisco habló en Caserta con el pastor protestante Giovanni Traettino "de unidad en la diversidad", algo que va en contra de la declaración Dominus Iesus (sobre la universalidad salvífica de Cristo y de la Iglesia). "En mi libro expongo muchos de estos hechos", indica.

DUEÑO DE LA FE

El intelectual recuerda sin embargo que "el Papa no es el dueño de la fe, sino su custodio". Y no vacila en expresar que "como custodio de la fe de la grey, este Papa es devastador".

"Desliza conceptos absurdos -argumenta el escritor-, como cuando dijo en el vuelo de regreso desde Turquía, hace unos días, hablando de los terroristas islámicos: "en todas las religiones hay fundamentalistas, incluso nosotros los tenemos". ¿De qué está hablando? Un Papa debe ser prudente con lo que dice", reflexiona.

El ensayista católico justifica haber dicho que "la brújula de este pontificado es la desacralización" por algunos de estos gestos, que empezaron por el rechazo de las vestimentas pontificales y luego se extendieron. "Fíjese: es el primer Papa que no se arrodilla ante la Eucaristía. ¡Es un escándalo, un escándalo!", exclama.

También explica que cuando criticó a Francisco por su peronismo pastoral lo hizo "en el sentido de una gran demagogia", donde se alternan declaraciones ortodoxas y heterodoxas.

Socci atribuye al Papa argentino "una gran propensión a hacer discursos sociales", a hablar "como un político de izquierda", a "mencionar continuamente la palabra "lucha" antes que plantear temas de fe o sobrenaturales", y observa "un desprecio de la doctrina, una permanente crítica a los supuestos fariseos", que "no son propios de un Papa".

"Este Papa demuestra desprecio hacia los católicos y gran apertura hacia todos los enemigos de la Iglesia", resume.

"Mire: todos los enemigos de la Iglesia, todos los periódicos que han atacado a la Iglesia hoy exaltan a este Papa. Pero no porque se hayan convertido ellos, sino porque la Iglesia ahora dice las cosas que decían ellos. No veo una ola de conversiones. Veo más bien lo opuesto: que aquellos que siempre han estado contra la Iglesia cantan victoria", observa.

De todos modos, Socci considera "evidente" que "se ha iniciado una nueva fase" en el pontificado. Resalta que "en el Consistorio de febrero, y especialmente en el Sínodo de octubre, se ha evidenciado una oposición a las ideas de Bergoglio muy fuerte de parte de obispos y cardenales".

Pero advierte también que "este papa tiene un modo despótico de gobernar y no se detiene en reglamentos". Así, explica que "los tres puntos que fueron bloqueados en el Sínodo los promovió igual para el próximo Sínodo".

"Este es otro aspecto de su pontificado. Ruega misericordia y usa el garrote", reflexiona. Como ejemplo, menciona "lo sucedido a la orden de los Franciscanos de la Inmaculada".

"Un hecho escandaloso", a su juicio. "Una familia religiosa plena de vocaciones, ortodoxa, disciplinada, que ha sido intervenida y prácticamente aniquilada mientras las otras órdenes religiosas en gran parte enfrentan una crisis, con una caída de vocaciones, graves problemas doctrinales y problemas disciplinarios", explica.

A futuro, Socci cree que si en el Sínodo del año próximo estas cosas fueran aprobadas sería "traumático".

"Yo espero otra cosa -dice-. Como católico creo que Dios conduce las cosas y que la plegaria del pueblo cristiano es muy potente. Pienso que si el Sínodo terminó bien fue gracias a la plegaria del pueblo cristiano. Espero que el papa Francisco se dé cuenta de que no se puede recorrer ese camino. Es necesario confiar la plegaria en la acción del Espíritu Santo".