Aliados y enemigos de una vida sexual plena

Enfermedades crónicas, medicamentos comunes y problemas emocionales pueden influir en las capacidades sexuales propias y de la pareja. Los consejos a tener en cuenta y la utilidad de los fármacos para resolver el problema.

Las transformaciones físicas por las que pasa el cuerpo con la edad tienen una importante influencia sobre la sexualidad. Enfermedades crónicas, medicamentos comunes y problemas emocionales pueden influir en las capacidades sexuales propias y de la pareja.

Según destacan expertos de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, "el cerebro es el órgano sexual más importante del cuerpo". Una frase muy conocida que esconde algo más que una verdad a medias.

"El funcionamiento de los órganos sexuales, los niveles adecuados de hormonas y la capacidad para activarse sexualmente no garantizan por sí mismos un buen sexo", señalan los profesionales estadounidenses, que apuntan a los siguientes cinco obstáculos psicológicos para una vida sexual más plena:

1. Problemas en la pareja: la tensión y la distancia emocional pueden minar la vida sexual de la pareja. Los conflictos que no tienen nada que ver con el sexo, como los económicos o los asociados a la crianza pueden encontrarse en la raíz de un problema sexual. También funciona de forma inversa: un problema sexual puede tensar la capacidad de una pareja para llevarse bien.

2. Ansiedad ante la relación: una persona puede llegar a preocuparse tanto sobre su funcionamiento sexual que el sexo deja de ser divertido e incluso posible. La ansiedad asociada al desempeño sexual se vuelve más común para hombres y mujeres a medida que se acercan los 50 años.

3. Imagen física y autoestima: existen muchas cosas que pueden hacer que una persona se sienta menos atractiva sexualmente. El efecto de la gravedad interviene en la imagen corporal a medida que se cumplen años. Los partos, una dieta pobre, el aumento de peso o el debilitamiento del cabello pueden llevar a que la persona se sienta menos deseada. Estos sentimientos pueden ser un obstáculo para la intimidad y pueden inhibir a una persona a la hora de iniciar o responder ante un inicio relación sexual.

4. Expectativas y experiencias pasadas: la sexualidad es un instinto natural que se encuentra en la persona desde que nace pero familia, cultura, religión, medios de comunicación y los congéneres dan forma a las actitudes individuales respecto al sexo. Para algunas personas, estos antecedentes apoyan un disfrute saludable del sexo mientras que para otros todo ello complica las relaciones sexuales.

5. Estrés y cambios en el estilo de vida: el estrés y la fatiga pueden debilitar con rapidez el instinto sexual. El estrés puede tener muy variados orígenes como los retos de la crianza de los hijos, preocupaciones económicas, padres de avanzada edad, problemas de salud, cuestiones laborales... Una sobrecarga de exigencias en continua competición podrían apartar a la pareja de alimentar la relación, sexualmente y en otros sentidos.

¿CUANDO MEDICAR?

De acuerdo con los especialistas de Harvard, una vida sexual más satisfactoria necesita algo más que tomar una pastilla contra la disfunción eréctil pues este obstáculo físico supone un ciclo de problemas emocionales y de la relación.

"Reparar esta capacidad de lograr la erección a través de la medicación podría hacer pasar por alto otras fuentes de disfunción sexual, como una libido baja, dificultades para activar el deseo o problemas sexuales del compañero", señalan los facultativos estadounidenses.

En estas situaciones, el consejo de un terapeuta sexual podría ayudar en los siguientes ámbitos:

* Determinar si usted y su compañero están de acuerdo con el uso de fármacos para la disfunción sexual.

* Hablar sobre qué produce placer sexual a ambos integrantes de la pareja: por ejemplo, algunas personas necesitan más romanticismo que incluya conversación, afecto y contacto sensual antes de pasar a la actividad sexual. El terapeuta puede ayudar también a adaptar los tiempos para hacer el amor cuando la medicación surta efecto.

* Explorar las expectativas sobre la relación sexual: el terapeuta puede ayudar a aceptar que el sexo en ocasiones estará solo bien, que los problemas de activación podrían ocurrir y que estos medicamentos no funcionarán sin deseo y estimulación física.

* Examinar los problemas emocionales y de la relación que están interfiriendo con la intimidad.

* Crear estrategias para afrontar las ocasiones en las que la relación sexual no tenga éxito.

DISFUNCION ERECTIL

Según pone de manifiesto Daniel Pendick, editor ejecutivo de la revista "Harvard Men"s Health Watch", antes que en 1998 la "pastillita azul" se convirtiera en la supuesta solución para muchos hombres de cierta edad, la testosterona era una terapia médica importante para tratar la disfunción eréctil (DE).
Y es que la testosterona es una hormona central en la respuesta sexual masculina, que interviene en el deseo sexual y en el mecanismo de producir una erección.

Sin embargo, Pendick recuerda que aumentar los niveles de esta hormona no es una solución universal para la DE. "Algunos hombres con DE tienen niveles normales de testosterona. Por eso muchos doctores no contemplan prescribirla a menos que se den otros ciertos síntomas, tales como una reducción del deseo sexual (libido) y fatiga", subraya. Aumentar la testosterona no siempre mejora las erecciones pero es una opción para los hombres con bajos niveles de esta hormona.

"Es bien sabido que la testosterona sola, para los hombres con disfunción sexual, que incluya DE, puede mejorar las erecciones en la mayoría de los hombres que la toman", asegura el doctor Abraham Morgentaler, profesor de Urología del Centro Médico Beth Israel Deaconess.

"Nuestra primera opción para los hombres que tienen baja testosterona y problemas eréctiles es darles testosterona y no sildenafil", añade.

No obstante, Morgentaler aclara que no es inusual agregar sildenafil o una medicación similar si el hombre todavía no está satisfecho con la calidad de su erección a partir de la terapia con testosterona sola.

Asimismo, el urólogo enfatiza que una ventaja potencial del abordaje "testosterona primero" es que puede evitar la necesidad de tomar una pastilla antes de cada encuentro sexual.

ANAORGASMIA

Por otra parte, el editor ejecutivo de "Harvard Men"s Health Watch" menciona una situación común en la habitación pero de la cual los hombres no suelen hablar, ni los doctores preguntan al respecto. Se trata de la "anaorgasmia" masculina, es decir la imposibilidad de alcanzar el orgasmo durante la relación sexual.

"Es un problema difícil porque no hay tanto para tratar esto", admite el doctor Michael O"Leary, profesor de Cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard y urólogo del Brigham and Women"s Hospital.

De todas formas, podría ahora haber una nueva alternativa. Investigadores del Baylor College of Medicine reportaron que una droga llamada cabergolina le devolvió a la mitad de los hombres los orgasmos normales.

El estudio comenzó a partir de una observación básica: cuando los hombres tienen un orgasmo y eyaculan, el nivel de la hormona prolactina disminuye. Cabergolina reduce los niveles de prolactina, por lo cual es utilizada para tratar los tumores de la glándula pituitaria, que causan una sobreabundancia de la hormona.

"Vale la pena probarla y es poco probable que sea peligrosa", asegura el doctor O"Leary, quien hace hincapié en que es importante que los hombres entiendan que la dificultad para llegar al orgasmo es una queja de salud legítima. "Los hombres deberían sentirse cómodos de hablar con su médico sobre este problema y tienen que saber que hay opciones de tratamiento para ellos", concluye.