Con Charly García, su suite en dos partes Líneas paralelas. Artificio imposible, y su grupo The Prostitution
El rock pesado invadió el Colón
El músico llegó al teatro Colón con una compleja propuesta musical. Más allá de su popularidad como artista, abordar el escenario de la mítica sala significa desnaturalizar la propuesta de elevación cultural popular y social para la que fue concebido.
Líneas paralelas. Artificio imposible, suite en dos partes, de Charly García. Grabación, computadoras y sincronismo: Pablo Hernández. Sonido: P. Dal Pont. Efectos especiales: Alejandro Pont Lezica. Iluminación: Roberto Traferri. Escenografía, imagen y vestuario: Renata Schussheim. Bernard Fowler, voz, Jean-Franois Casanovas, actuación, Bernardo Amaral, saxofón y The Prostitution. Teatro Colón, el lunes 23. Nueva función: lunes 30.
En la misma línea de resquebrajamiento de las estructuras físicas y desvirtuación de la esencia institucional del teatro Colón seguida por Gustavo Cerati, Ataque 77 y Fito Páez, el lunes, siempre con el patrocinio del Ministerio de Cultura de la Ciudad -con su titular, Hernán Lombard, presente en toda la velada-, se ofreció un nuevo espectáculo cuya desmesura sonora (con micrófonos y una amplificación inmoderada) estremeció realmente hasta el delicado piso de madera de la sala (desde ya que los decibeles máximos tolerados por el código respectivo resultaron absolutamente excedidos).
ALGO HETEROGENEO
Al frente de un conjunto de extraña heterogeneidad (dos buenos cuartetos de cuerdas, una voz, un actor, un recitante, la banda frenética The Prostitution) se presentó ahora Charly García, y su labor, desplegada con éxtasis progresivos que condujeron a climas alucinantes y gritos desordenados de la concurrencia, tal vez fue correcta si se la piensa sin mayores aspiraciones artísticas y sobre la base del entusiasmo, pero pareció realmente pobre en materia de calidad musical intrínseca.
Con cerca de dos horas de duración, se ejecutó la "suite de ciencia ficción en dos actos" Líneas paralelas. Artificio Imposible, del propio García, cuyo desarrollo exhibió una sucesión de números carentes de vertebración unitaria, algunos dentro del esquema del rock pesado, otros con algún atisbo melódico de lenguaje algo más elaborado. Pero lo cierto es que en su contexto global la trama se oyó rítmicamente repetida y con escasas ideas armónicas, ello al margen del desequilibrio operado como es de imaginar entre las cuerdas por un lado, y por otro las guitarras, el bajo y los teclados eléctricos, el bandoneón, el vibráfono, el gong y los golpes asestados a la cabeza de un maniquí...
EMBAJADOR AFONICO
Con registro ronco y desentonado (confundió incluso algunas palabras cuando habló), García, distinguido recientemente por el jefe de Gobierno Mauricio Macri como "Embajador de la Cultura" de nuestra ciudad, llevó la voz cantante durante toda la noche. Alguna de sus páginas, dentro de su simplicidad, quizás se apreció un tanto más cadenciosa. Pero la partitura de Líneas Paralelas lució globalmente despojada de luz, de complexión dinámica, de hondura expresiva.
Renata Schussheim fue la encargada de un escenario de brumas y colores espesos (sus proyecciones en un telón de fondo fueron excesivamente leves).
Nadie discute la mayor o menor vigencia de ciertas figuras de indiscutido reconocimiento masivo y válidas en su "métier". El tema es que esos méritos no habilitan para abordar el escenario del Colón (cuya sala acaba de ser restaurada y cuya acústica se sitúa entre las dos o tres más perfectas del mundo) y desnaturalizar la propuesta de elevación cultural popular y social para la que fue concebido.