"Tangoterapia", una opción para pacientes con Parkinson

Un equipo multidisciplinario del Hospital Ramos Mejía creó un taller donde quienes sufren esta enfermedad neurodegenerativa encuentran una manera de mejorar su calidad de vida, al compás del dos por cuatro. La novedad terapéutica también llegó a países como Canadá, Italia y España.

Enrique García asegura que desde que le diagnosticaron enfermedad de Parkinson -hace tres años- nunca perdió el ánimo ni dejó de hacer lo que acostumbraba hacer antes. Con 72 años, una esposa, tres hijas casadas y nueve nietos, este excomerciante, ahora jubilado, siempre disfrutó el tango. "Una cosa es escucharlo y otra es bailarlo; al escucharlo entra en juego la poesía de la letra y hasta la historia argentina. Hay tangos que reflejan parte del momento histórico en el que fueron escritos... cuando lo bailo es otra cosa", reflexiona en voz alta.

Quizás por eso Enrique no tuvo que pensar demasiado cuando su doctora del Hospital Ramos Mejía, Nélida Garretto, le propuso participar del taller de tangoterapia para pacientes con Parkinson que comenzaría en mayo de este año.

"Cuando éramos jóvenes bailábamos mucho con mi señora, después las cuestiones de la vida nos fueron apartando de la milonga, pero volvimos con muchas ganas", recuerda.

El taller de tangoterapia fue la primera actividad en la que se involucró con la expectativa de mejorar su vida con esta afección neurodegenerativa. "La enfermedad empieza de un modo muy suave -afirma Enrique-, así que al comienzo uno no le da mucha importancia, o no se fija mucho, pero con el tiempo los síntomas van creciendo".

Fue así, al compás de la música que más le gusta, que Enrique exploró un alternativa novedosa en los ambientes de la medicina. El primero en advertir los beneficios de la tangoterapia fue él mismo. "Uno no nota las ventajas de hoy para mañana pero después, en el movimiento diario, uno se empieza a dar cuenta", relata y tras una pausa agrega: "Es muy bueno también para la parte anímica. Hay gente que va al taller y que se comporta de un modo que fuera del taller no puede, porque muchas veces tiene inhibiciones, por no hablar bien o por determinada lentitud al hablar. En el taller se formó un grupo muy bueno, que hace bien al estado de ánimo".

Otro aspecto que destaca este excomerciante que sabe mantener su optimismo es la preparación que realizan junto a los profesores previo a cada sesión de tangoterapia: "Antes de empezar a bailar hacemos ejercicios de yoga. Nunca creí que el yoga iba a tener tanta importancia para bailar tango: nos ayuda con el equilibrio y después esto se ve reflejado en el caminar diario, cuando uno va por la calle", comenta.

Agradecido. De esta forma se siente Enrique, uno de los miles de pacientes que se estima que viven con enfermedad de Parkinson en la Argentina, aunque hasta la fecha no existen estadísticas oficiales que revelen cuántos son en realidad. Algunos hablan de 50.000 pacientes, otros consideran que la proporción de la población afectada sería semejante a la de países europeos: entre un 1 y un 2% (es decir que entre 440.000 y 880.000 personas padecerían Parkinson en la Argentina).

"El taller de tangoterapia es principalmente mérito de los profesionales que lo conducen, que son los que crearon el clima que se logró y los que han hecho que un grupo pueda vivir mejor", enfatiza Enrique, quien resume todo en pocas palabras: "Hoy me considero con una calidad de vida muy buena, de acuerdo a mis posibilidades".

UNA IDEA

La iniciativa de crear un taller de tangoterapia para pacientes con Parkinson en el Hospital Ramos Mejía surgió gracias a un equipo de profesionales del área de Trastornos del Movimiento del hospital, a cargo de la doctora Nélida Garretto. En una entrevista con La Prensa, la experta habló sobre la singular experiencia, que ya otros países tan ajenos al ritmo rioplatense, como Canadá, España o Italia, también están implementando.

- ¿Cuándo se creó el taller?

- La idea surgió hace dos años pero iniciamos el taller a comienzos de este año con nuevos profesores. El objetivo era convocar a todos los pacientes con Parkinson y el único requisito era que les gustara bailar tango, que ya lo hayan bailado en alguna ocasión, o que haya sido una asignatura pendiente y que quisieran participar del taller. Contamos con la colaboración de dos profesores, Verónica Litvak y Juan Manuel Firmani, quienes no sólo son profesores de tango y bailarines sino que también han trabajado en distintos aspectos de la danza como forma de rehabilitación para otras patologías.

- ¿Por qué el tango es especialmente beneficioso para pacientes con Parkinson?

- Partamos de la base de que un paciente con Parkinson se beneficia con cualquier actividad. Sería exagerado decir que esto es lo mejor. Lo mejor es lo que el paciente puede hacer y le gusta. Para muchos de nuestros pacientes -por la edad que tienen o porque han tenido un contacto auditivo en su infancia con el tango- es una música que les suena y el hecho de poder bailar tango surge como una asignatura pendiente. Más allá de eso, los beneficios de la tangoterapia están descriptos en la bibliografía y llamativamente otros países, como Canadá, donde el tango no es la música ciudadana como es nuestro caso, han implementado su uso. Algunos estudios de investigación realizados por universidades han visto que el tango es favorecedor de la secuencia de movimientos, de la elasticidad, la postura, el equilibrio y hay muchos de los aspectos que se afectan en la enfermedad de Parkinson que sin proponérselo se trabajan en el tango. Por ejemplo, cuando el paciente con Parkinson quiere caminar existe una tendencia a que el cuerpo se vaya hacia adelante, que los pasos sean cortos, que haya dificultad para ir hacia atrás. Si uno se imagina una pareja de tango bailando puede pensar en alguien que propone un movimiento hacia adelante con un paso largo, alguien que tiene que retroceder, hay un movimiento de lateralización. Es un paso que se desencadena en una secuencia, acompañado por una música; el tango tiene bastante que ver con la marcha que es una de las cosas que más se afecta en la enfermedad.

- ¿El tango hay que "pensarlo" más que otros ritmos?

- Hay que pensarlo y hay un conductor, alguien que decide qué movimiento se va a hacer en función del movimiento que quiera, en función de lo que la música le muestra que puede hacer o lo que la música le propone, y en función de lo que el espacio le permite, porque el hecho de bailar en las milongas hace que la gente tenga que distribuirse en un espacio que es reducido. Con lo cual, además de la propuesta de la música, del movimiento, de cómo desplazarse, está el factor de hacia qué lugar puedo, encuentro un obstáculo, decido ir a otro lado... y eso es lo que se le presenta al paciente en la vida diaria. El paciente en su casa se choca con muebles, pasa en la calle por lugares estrechos y ahí es donde más dificultad encuentra. El taller es un entrenamiento y los pacientes logran implementar luego las técnicas en la vida diaria.

MOTIVACION

- ¿Esta forma de terapia ayuda a retrasar la progresión de la enfermedad?

- En estas enfermedades que son progresivas el hecho de lograr la mejor calidad de vida en cada momento ya es un éxito terapéutico, más allá de que la enfermedad siga un proceso evolutivo que difícilmente uno pueda detener. Todavía no contamos con fármacos que a ciencia cierta permitan detener la enfermedad, con lo cual, cualquier medida que tomemos para el mientras tanto es un logro. El tango para los pacientes con Parkinson más allá de lo que es postura, equilibrio, adaptación de estos pasos y secuencias de movimiento a la vida diaria, tiene que ver además con el aspecto de la motivación.

El paciente que tiene Parkinson tiende a presentar una actitud más depresiva, se recluye, es frecuente que los trastornos en la voz -al perderse la potencia- hacen que el paciente sea menos participativo en las reuniones o que tienda a encerrarse. La tangoterapia es una actividad que implica que hay que exponerse, hay que mostrarse, hay que arreglarse para el compañero. Tiene un aspecto social y lúdico que es importante. Por eso, la real mejoría dudo que pase porque el paciente pueda caminar más rápido, creo que tiene que ver con la seguridad que le da poder moverse, el poder contactarse con los demás. Me parece que es un todo lo que hace más atractivo al tango como terapia.

- ¿Se ven diferencias en cuanto a cómo se aprovecha esta terapia de acuerdo al estadío de la enfermedad en que se encuentre el paciente?

- Cada paciente parte de un determinado compromiso funcional y a partir de ahí es que se trabaja. Probablemente el aprovechamiento de un paciente a otro no sea el mismo pero a cada uno de ellos el taller le ha prestado alguna utilidad. Esto es lo que uno rescata: cada paciente logra, en la medida de su discapacidad y su posibilidad, un recurso más que le permite alguna estrategia para salir de las dificultades que presenta la enfermedad.