Un tercio de los habitantes del país vive en Capital y el conurbano, que representa solo 1,4 milésimas del territorio nacional
Concentración urbana: un límite al desarrollo
El problema es histórico y genera asimetrías en lo económico y social. Se necesita recuperar la red ferroviaria. El buen paso dado para avanzar en una ley de territorialidad y la primera experiencia en Mendoza.
El movimiento de la población hacia los grandes centros urbanos es un fenómeno que avanza mientras se desarrolla el nuevo siglo. La frase popular "Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires" bien puede aplicarse a esta extensa área metropolitana, pero también a las grandes ciudades del país, donde cada vez llega más gente buscando mejores posibilidades de empleo, condiciones para una mejor atención de la salud y un más fácil acceso a redes esenciales como luz, gas y agua potable.
Sin embargo esta concentración tiene su lado negativo si se observa el crecimiento de villas de emergencia, el hacinamiento, la contaminación creciente y la marginalidad.
Además, este desarrollo incompleto queda entonces en pocos rincones del país, quedando la extensa y potencial tierra argentina casi vacía cuando se sale de los centros urbanos.
El economista Leandro Mora Alfonsín, quien realizó un trabajo de investigación que lleva como título "Ordenamiento Territorial y Desarrollo Una necesidad argentina", recuerda que según datos del censo de 2010 "más de doce millones 800 mil personas, casi un tercio de la población vive en la 1,4 milésima parte del territorio que es Capital y el Gran Buenos Aires".
"Esto plantea un limitante para el desarrollo económico, más cuando la Argentina en la última década experimentó un fuerte crecimiento. Pero lamentablemente la concentración poblacional y el tema de la territorialidad en el país es algo que parece estar fuera de agenda, se vio poco en las plataformas electorales".
Mora Alfonsín indica que al tener "tanta gente viviendo concentrada en un espacio determinado se genera un fenómeno de pobreza urbana que no es igual que el de la pobreza rural. Tenemos asentamientos como la villa 31 frente al Sheraton, en una zona de edificios altos y público ABC1 de alto poder adquisitivo. Es así como aparecen las tensiones sociales, quedan más evidenciadas las diferencias de clase".
El problema, señala el economista, no es algo nuevo sino que tiene su matriz histórica. "Aldo Ferrer en su libro "La economía argentina", señala que en la argentina agroexportadora de finales del siglo XIX y principios del siglo XX aparece una Buenos Aires que concentra recursos y población".
"Cuando empieza el aluvión inmigratorio -continúa- la gran mayoría se instala en Buenos Aires. Muchos venían con promesas de que podían tener un minifundio, trabajar la tierra y cuando llegan ven que se la habían repartido entre 30 o 40, con lo cual la gente se queda en Buenos Aires en actividades urbanas o se va a trabajar al campo pero en una zona de ingerencia cercana".
Y cuando surgen las condiciones internacionales para el desarrollo de la industria en la Argentina a partir del 30, y con el primer peronismo se da el fenómeno de migraciones internas. "Hacia 1974 el 35 por ciento de la población vivía en esta región, la del centro del país, algo que actualmente se morigeró un poco", expresa Mora Alfonsín.
ASIMETRIA
El problema que enfrenta la Argentina es que todo esto ha generado entre las distintas regiones del país una fuerte asimetría. "En la región pampeana se concentra el 60 por ciento del PBI. Tiene muchos mejores niveles de educación y los índices de pobreza son más bajos".
"Y si uno observa los circuitos económicos, ve que casi la mitad de los establecimientos industriales están en la región pampeana, el 45 por ciento de las exportaciones de origen industrial y agropecuario salen de la región pampeana. Los prestamos a la industria el 81 por ciento están en esta zona".
En tanto, en las provincias del NOA y el NEA aparecen las situaciones más pobres. "Hay que buscar incentivos, volver atractivas esas regiones". Mora Alfonsín pone como ejemplo que una de las cosas que no se debió hacer fue lo que ocurrió con los ferrocarriles en la Argentina.
"En la etapa de la hegemonía neoliberal se desmanteló el 80 por ciento de vías férreas, sobre todo en los 90, en tiempos de "ramal que para ramal que cierra". Se estima que un millón de personas dejaron sus pueblos de origen para mudarse a grandes centros urbanos, como gran Rosario, gran Córdoba, gran Buenos Aires. El tren no solo llevaba mercaderías, llevaba trabajo, había una industria creada".
El economista rescata como positivo la creación actualmente del Plan Estratégico Territorial. "Es la primera vez en 200 años que tenemos un intento de este tipo. Hubo distintos grados de avance pero faltan los resultados".
"Aún falta la sanción de la ley ley nacional. Por ejemplo, el año pasado se anunció el llamado a licitación del Belgrano cargas que puede ser un buen ejemplo de acción pero no hay un grado de avance de ver que empresa finalmente la explotará, y sin que se hagan aún nuevas vías y se conecten de nuevo pueblos".
Para Mora Alfonsín es fundamental que se generen incentivos concertados con el estado. "Por ejemplo un incentivo puede ser el de hacer un crédito hipotecario con una tasa mucho más baja en el interior del país que en las ciudades grandes o zonas céntricas".
El economista plantea que los incentivos deben generarse no con la cabeza porteña. "Cada región tiene su idiosincracia, su forma de entender la realidad. Tiene su manera de insertarse en el circuito productivo nacional y eso hay que respetarlo".
"Hay que repensar la cadena de valor, la manera en que se vinculan las industrias, el estímulo que se puede dar a una empresa para que vaya y se establezca en distintas regiones del país. Se han generado buenos focos en Tierra del Fuego, San Luis, San Juan, pero hay que dárselo a todas las provincias".
BUENOS PASOS
El investigador indica como buenos primeros pasos por ejemplo el plan procrear que destina fondos para la construcción de casas en todo el territorio. O que la asignación universal por hijo tenga mayor presencia en el NOA y en el NEA que en la región de Buenos Aires para disminuir estas asimetrías.
"Mejorar las condiciones materiales de la niñez y ciertos sectores vulnerables de la economía en distintas regiones es un buen primer paso".
"Pero hay que pensar todo desde la óptica de desarrollo, no solo de crecimiento. El desarrollo es que cada persona tenga las posibilidades materiales y la libertad para explotar su potencialidad. Una persona que un día no le llega más el tren y no le llega la mercadería, la información, queda limitada".
Para Mora Alfonsín es fundamental que todas las fuerzas políticas se comprometan en el tema de la territorialidad. "Hay pocos que hablan de la sustentabilidad del desarrollo, del crecimiento, del medioambiente. Es un tema a largo plazo que necesita del compromiso de todos".
Mendoza es la primera provincia en haber logrado tener su ley de ordenamiento territorial. Para conseguirla contó con las investigaciones realizadas por el Instituto de Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial (CIFOT), que depende de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
"Si no se planifica un ordenamiento territorial aparece que en las ciudades intermedias faltan escuelas, centros de salud y entonces la población comienza a emigrar a los grandes centros urbanos", observa María Elena Gudiño de Muñoz, directora del CIFOT.
La especialista señala que al igual que lo que ocurre con Buenos Aires, en el interior del país hay concentración poblacional. "Generalmente esto se ve en las capitales provinciales".
"La gran ciudad se va expandiendo hacia la periferia y avanza sobre los suelos agrícolas", agrega la profesional.
FALTAN DATOS
Pese a que se avanza en Mendoza para poner en práctica un plan de territorialidad, Gudiño señala que se complica la elaboración de planes por falta de datos. "No tenemos todos los datos del censo 2010 que son vitales para llevar adelante un plan".
La investigadora indica que los datos que más se necesitan son los poblacionales y de distribución de equipamiento, esto engloba salud, educación y seguridad. "También lo que tiene que ver con redes de agua, luz y gas".
Para lograr la ley, cuenta la experta, se hizo un trabajo realizado por grupos de científicos y técnicos de gobierno. "Se hicieron consultas con la gente".
La investigadora opina que la concentración poblacional genera un ambiente propicio para la "marginalidad. Hay más violencia, los jóvenes están más drogados".
Gudiño cuenta que cuando se le pregunta a la gente que es lo que necesita para poder quedarse en su lugar de origen señala "más fuentes de trabajo, una escuela, un hospital al que se pueda llegar en tiempo y forma".
También piden más seguridad. "En zonas rurales la inseguridad también es un problema. Hay menos policía y la delincuencia actúa".