En 20 años las exportaciones mineras se multiplicaron por 8,5 veces

Un documento del Instituto para Desarrollo Social Argentino (IDESA) remarca que "al año 2010 las exportaciones de oro y cobre pueden considerarse como el cuarto complejo exportador más importante de la Argentina, superando otros rubros tradicionalmente importantes como el complejo bovino".

Las exportaciones mineras en las últimas dos décadas se multiplicaron por 8,5 veces, superando a sectores tradicionales como las ventas de carnes bovinas, según señala un informe que fue presentado hoy por el Instituto para Desarrollo Social Argentino (IDESA).

El documento remarca que "al año 2010 las exportaciones de oro y cobre pueden considerarse como el cuarto complejo exportador más importante de la Argentina, superando otros rubros tradicionalmente importantes como el complejo bovino".

"La actividad contribuye fundamentalmente al desarrollo regional de zonas alejadas. En la Argentina, las áreas mineras de mayor importancia se encuentran en zonas fronterizas de escaso nivel de desarrollo", detalla el Instituto que orienta el economista Jorge Colina.

En materia ambiental, el estudio presenta en detalle y de modo comparativo, el caso "exitoso" de la minería en Australia, un país industrial avanzado que tiene "una reconocida impronta de respeto al medio ambiente". Hoy, el precio promedio de los minerales crece a un ritmo acelerado y sin retrocesos.

Por ejemplo, el cobre cuyo valor en el año 2000 llegaba a U$S 97 hoy se encuentra por arriba de los U$S 204; mientras que el oro, que en 2000 alcanzaba los U$S 340,50 la onza troy, hoy se comercialñiza a U$S 616,70.

IDESA destaca que, "en la actualidad, la actividad minera es una importante generadora de recursos impositivos. Aporta cerca de 20% de la recaudación del Impuesto a las Ganancias de las sociedades, cuando su contribución directa al PBI es de 3,3%".

En cuanto a los desafíos que plantea la actividad, IDESA los califica de "muy complejos" en materia de contaminación ambiental, impacto social sobre las costumbres y la cultura de los pueblos locales.

Pero además, les incorpora "el riesgo de concentrar toda la economía local sólo en la extracción del mineral e incentivos a la corrupción".

Al respecto, el informe concluye que "la experiencia de los países desarrollados en la materia señala que con mecanismos tecnológicos, institucionales y sociales apropiados se pueden mitigar estos riesgos y convertir a la minería en una fuente de progreso económico y social".