"OCUPEMOS WALL STREET" PLANTEA UNA CRITICA OPORTUNA A LAS DEFORMACIONES DEL CAPITALISMO

Revoltosos que saben de economía

POR WALTER MOLANO *

Hay un coro condescendiente de comentarios de prominentes banqueros y economistas que rechazan que las penurias del capitalismo sean un reconocimiento a los miembros de Ocupemos Wall Street. Ellos atribuyen las protestas sociales a la falta de comprensión de los fundamentos de la ciencia pesimista y a un sentido general de frustración con la situación actual. Consideran que la torcida distribución del ingreso es un aspecto natural del mercado. En otras palabras, no ven nada malo con el poder que tiene el 1% más rico de la sociedad.

Lamentablemente, son ellos los ignorantes y equivocados. Nuestra actual organización económica dista de ser capitalista y muy poco de ella se basa en la dinámica del mercado libre. El nuestro es un mundo pleno de regulaciones y barreras que crean rentas monopólicas para los que tienen poder. En una disposición de libre mercado puro, el estado tendría un papel mínimo. Proveería algunos bienes públicos, principalmente ocuparse de que se cumplan los contratos y de derechos de propiedad. Las barreras arancelarias serían sumamente bajas, lo que permitiría que cantidad de competidores se multiplicaran hasta el punto de que los retornos marginales llegaran a cero.

SUBVERTIR EL ESTADO

Es la clase de actividad comercial que suele verse en la mayoría de los países en desarrollo. Los emprendedores pelean entre sí y socavan a los demás para conseguir porciones de mercado. Por supuesto que es un ambiente caótico que produce muy poca acumulación de riqueza y de capitales. De ahí que los agentes económicos se junten para crear cárteles que les permitan estabilizar los márgenes.

Lo hacen de formas distintas, con el uso de patentes, marcas, licencias o coaligándose. Sin embargo, el método principal es la subversión del estado. Así estos agentes económicos pueden convertir un mercado competitivo en un arreglo monopólico que distorsione la distribución del ingreso. Eso es lo que crea frustración en la población en general y no difiere mucho de la indignación que se incuba en Rusia. Hay muy poca diferencia entre la corrupción abierta del ruso, que usa sus antiguas conexiones con la KGB para ganar poder y riqueza, y los veteranos de Wall Street que se valen de lobbistas y contactos para subvertir a su favor las reglas del juego.

Ninguno de los miembros de Ocupemos Wall Street se quejó del derrumbe de Lehman Brothers o Bear Stearns. Así es como operan los mercados. Hay ganadores y perdedores. Sin embargo, chillaron ante los rescates de los bancos. Eso no es capitalismo. La frase "demasiado grande para quebrar" no aparece en La riqueza de las naciones de Adam Smith ni en los Principios de Política Económica de David Ricardo. La triste verdad es que Wall Street cooptó la estructura política para asegurarse la preservación de un sistema económico sumamente ineficiente que desvía una parte desproporcionada de la riqueza de la sociedad. Esto se hace mediante la creación de un complejo conjunto de estructuras que garantizan barreras para limitar la competencia.

La verdad es que las transacciones financieras están altamente normatizadas. Importa poco quién hace una operación con monedas extranjeras, títulos o valores. Debido a los avances tecnológicos cualquier persona puede hacer transacciones en cualquier lugar del planeta.

En un mercado plenamente competitivo, los retornos marginales de los bancos de inversiones se aproximarían a cero, lo que disminuiría el atractivo del oficio.

Por tradición se ganaba más participación en el mercado con ejecución ágil, agudas investigaciones y asesoramiento sensato. Sin embargo, una nueva generación de banqueros pudo incurrir en una amplia gama de gastos gracias a una variedad de estructuras que reforzaron sus remuneraciones. La ingeniería financiera no es más que un conjunto de métodos que se usan para dinamizar legalmente el costo de transacciones básicas. Los inversores se hipnotizan con las jergas complicadas y las presentaciones en PowerPoint que se usan para explicar, por ejemplo, los certificados contra default (CDS). Cada mejora crediticia ensancha el velo que cubre una montaña de riesgos ocultos; hierve la sangre y empuja la gente a la calle ver la impunidad con la que se actúa en las narices de las autoridades financieras.

Por eso los miembros de Ocupemos Wall Street distan de ser ignorantes. Un vistazo más cercano mostraría a muchos de ellos aferrados a Camino de servidumbre de Hayek. Saben muy bien que el mercado libro nunca permitirá el patronazgo de sectores privilegiados como las finanzas. También ven que los políticos hacen campaña con la plataforma del cambio, para terminar convertidos en peones de los patriarcas financieros. Por lo tanto, no los tachemos de jóvenes ignorantes que no conocen las complejidades de la economía de mercado. Saben muy bien lo que sucede, y se dan cuenta de que esto no es capitalismo. Es capitalismo de amigos, pero con una pizca de civilidad.

* Economista de BCP Securities.