Crítica: "La mujer sin piano", tiene excelentes actuaciones de Carmen Machi y Jan Budar
Un ama de casa busca aventuras
Con una impecable fotografía y un cuidado técnico visible en las características de la producción, el director español Javier Rebollo y su guionista arman una historia dotada de profunda calidez y un cierto tono de disparate con tintes oníricos.
Ficha técnica:
"La mujer sin piano" (Woman without piano). España, 2009. Dirección: Javier Rebollo. Guión: Javier Rebollo y Lola Mayo. Fotografía: Santiago Racaj. Dirección de arte: Miguel Angel Rebollo. Actores: Carmen Machi, Jan Budar y Pep Ricart. Presenta: Zeta Films. Duración: 93 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.
Rosa vive en Madrid con su marido. Parece que su vida siempre giró alrededor de su departamento y ese marido indiferente y malhumorado que gruñe más que habla y si lo hace, repite como con carbónico las mismas frases.
Cerca de los cincuenta años, Rosa es una optimista y parece que con su trabajo de depiladora, el fregado casero y la preparación de una rica comida puede ser casi feliz. Hasta que decide cambiar, no creemos que por hartazgo, pero sí por un poco de necesidad de ver otros mundos. Baja un cuadro que siempre le molestó, se pone una peluca, llena la maleta y aprovecha la noche para meterse en un micro de larga distancia y partir hacia la aventura.
Conocerá estaciones, cafetines, algún "paladar" cubano, inmigrantes excéntricos unos, camorreros otros, tratará con alguna "trabajadora sexual", como le dicen ahora y muchos empleados con el "no" fácil. Una y otra vez Rosa mostrará su ingenuidad, su necesidad de ayudar al otro y de vivir algún amor.
CALIDOS PERSONAJES
Si uno no sabe quién dirigió "La mujer sin piano", puede pensar que es un realizador de algún país centroeuropeo, una suerte de Kaurismaki, algun nórdico aquerenciado en la urbe madrileña. Los personajes son pequeños, insignificantes, pero muy cálidos y algunos como Lola, francamente entrañables, inundado de infancia e ingenuidad.
Lola siempre tiene una sonrisa cerca. Nunca protesta a lo largo de los implacable no de la burocracia, del malhumor, de la desidia, de la prepotencia o el simple desprecio por el otro. Ella es un ser cálido, con mucho amor dentro todavía, un poco desengañada de ciertas circunstancias de la vida, pero todavía con mucha energía para dar.
Javier Rebollo mantiene la narración en un tono de armonía, donde se equilibra bien lo agridulce de la relación de Lola, con los más cercanos y esos personajes que como en un desfile parecen querer hacerle la vida imposible, aunque no lo consigan.
Con una impecable fotografía y un cuidado técnico visible en las características de la producción, Rebollo y su guionista arman una historia dotada de profunda calidez y un cierto tono de disparate con tintes oníricos.
Tomas largas, cierta lentitud en el ritmo y una gran entrega por parte de los personajes son facetas de este original libreto. Notables Carmen Machi y el checo Jan Budar, en un relato en que el sonido tiene una importancia inusual, desplegado en las cafeterías, o los restaurantes, con una abundancia de la presencia inmigrante a lo largo de toda la historia.
Calificación: Muy buena