Crítica: "Winter, el delfín", una dolorosa y emotiva historia basada en un hecho real
Existen afectos que curan
Ficha técnica:
"Winter, el delfin" (Dolphin tale). Estados Unidos, 2011. Dirección: Charles Martin Smith. Guión: Karen Janszen y Noam Dromi. Fotografía: Karl Walter Lindenlaub. Música: Mark Isham. Actores: Morgan Freeman, Nathan Gamble, Ray McKinnon, Kris Kristofferson y Harry Cormick jr. Presenta: Warner. Dirección: 112 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.
Winter, el protagonista de esta película, es un delfín, al que se puede visitar si se viaja al acuario marino de Clearwater, en Florida, Estados Unidos.
El delfín sufrió un accidente al quedar atrapado en una trampa para cangresos y debido a eso perdió su cola. Luego de un arduo cuidado y entrenamiento en un acuario, el mamífero terminó aceptando una cola ortopédica, con la que se mueve naturalmente en el agua y juega con los niños y adultos que se le acercan.
Esta es la base de este relato, al que los guionistas Karen Janszen y Noam Dromi le añadieron una serie de situaciones que vuelven más lacrimógena la historia.
Ocurre que "Winter, el delfin" es ese tipo de películas que emociona a niños y grandes, a partir de la observación de unos protagonistas que con paciencia y dedicación logran superar instancias muy dolorosas en sus vidas.
Sawyer, el niño que cuida a Winter -luego de hacerse amigo de la hija del biólogo que atiende el acuario-, perdió a su padre y cuando descubre la comunicación y el afecto que el delfin parece dedicarse, el chico siente que su vida encuentra una nueva razón de ser.
EL AGUA
A ésta se añade la difícil situación por la que atraviesa un familiar del chico, que luego de ser campeón de natación, ingresa al ejército y por un accidente se ve obligado a usar muletas.
Como si esos dos datos fueran pocos, el grupo de voluntarios y científicos que atienden el acuario, se ve obligado a asumir su cierre, debido a no poder continuar seguir manteniendo la institución. Pero son los niños, a los que justamente se les ocurre una solución inmediata que termina dando sus frutos.
La película tiene un buen desarrollo dramático, se apoya en emociones intensas, en estrechar los lazos entre niños, padres y abuelos y si bien es conmovedor ver a tantos niños y adultos a los que algunos les falta una pierna o un brazo y se acercan a Winter, como si fueran a la búsqueda de nuevas energías para su subsistencia, también es verdad que una mascota, o un animal a veces, y en especial los delfines tiene sus propios poderes curativos, según dicen los especialistas.
Este es un drama ideal para ver en familia y con niños de diez años en adelante y si algo tiene asegurada la película, es la de despertar emociones intensas. Además de las buenas actuaciones del pequeño Nathan Gamble, Kris Kristofferson y Harry Cormick jr.
Calificación: Buena