Pekin comete graves violaciones a la libertad de religión y conciencia
La Iglesia china daña la fe, denuncia el Vaticano
Un obispo fue ordenado por el régimen comunista sin el consentimiento papal. Desde la llegada de Benedicto las relaciones habían mejorado y se mantenían negociaciones discretas.
Ciudad del Vaticano - El Vaticano criticó a China por haber ordenado a un obispo sin consentimiento papal, acusó a la Iglesia católica respaldada por el gobierno de ese país de dañar seriamente la fe y advirtió que el obispo está en peligro de ser excomulgado.
En un comunicado, el Vaticano también acusó a las autoridades chinas de cometer "graves violaciones a la libertad de religión y conciencia" al obligar a obispos aprobados por el Vaticano a que asistieran a la ceremonia de ordenación del reverendo Joseph Guo Jincai.
Guo fue ordenado el sábado obispo de Chengde, en China. Fue la primera vez en cinco años que el país tomó una medida así sin el consentimiento de Roma.
Según versiones de prensa, las autoridades chinas obligaron al menos a tres obispos aprobados por el Vaticano a asistir al acto tras aislarlos con días de anticipación.
China comunista obligó en 1951 a sus católicos romanos a que interrumpieran vínculos con el Vaticano y sólo permite la práctica de esta fe en las iglesias que cuentan con la aprobación gubernamental, aunque millones de chinos pertenecen a congregaciones no oficiales leales a Roma. En los últimos años las relaciones mejoraron y Benedicto XVI afirmó que la restauración de las relaciones diplomáticas con Pekin era una prioridad.
Las disputas por los nombramientos en la iglesia oficial en China fueron evitadas mediante negociaciones discretas sobre los candidatos, lo cual permitió varias ordenaciones de obispos con la venia de la Santa Sede.
Sin embargo, éste no fue el caso en la ordenación de Guo, secretario adjunto de la Asociación Patriótica Católica China, el grupo bajo control gubernamental que dirige las iglesias católicas en China, que ahora se arriesga a una excomunión.
RAICES CRISTIANAS
El Papa no se refirió a ese tema ayer en la audiencia general de los miércoles. Ante unas 9.000 personas reunidas en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Sumo Pontífice reiteró que Europa no olvide jamás las raíces cristianas que están en la base de su camino y que siga extrayendo del Evangelio "los valores fundamentales que aseguran la justicia y la concordia".
Durante la catequesis, trató la figura de Santa Catalina de Siena, patrona de Italia y a la que el papa Juan Pablo II quiso declarar "copatrona de Europa", por el afán de la santa por los viajes "para solicitar la reforma interior de la Iglesia y por favorecer la paz entre los Estados", explicó.
Catalina de Siena, que vivió en el siglo XIV, "fue una mujer que tuvo un papel muy importante en la historia de la Iglesia y fue protagonista de una intensa actividad de consejo espiritual de toda clase de personas".
La santa de Siena "trató con nobles y políticos, artistas y gente del pueblo, personas consagradas y eclesiásticos, incluido el papa Gregorio XI, que entonces residía en Avignon y al que Catalina urgió a retornar a Roma", explicó. (AP y ANSA)