"EL PORTERO DE LA ESTACION WINDSOR" RETRATA LA VIOLENCIA EN LATINOAMERICA

Con un exilio uruguayo

Ficha técnica:
"El portero de la estación Windsor", de Juliet Vincent, adaptada a cuento teatral por Blanca Herrera. Dirección: Juliet Vincent. Escenografía: Stéphanie Champagne y Geneviéve Lizotte. Iluminación: Eli Sirlin y David Seldes. Fotografía y video: Geneviéve Boivin, Franois-Régis Fournier y Jean Franois Lavalliére. Música: Michel Smith. Actores: Manuel Vicente, Cecilia Casero y Mateo Chiarino. El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034), los sábados, a las 20.30.

En formato de cuento narrado escénicamente se van relatando las peripecias por las que atravesó un arquitecto uruguayo, que emigró a Montreal, Canadá, en la época del proceso militar en ese país.

"El portero de la estación Windsor" de la escritora, directora y actriz canadiense Juliet Vincent, surgió de un hecho real (Francisco, el hombre real en el que se inspiró la pieza, estuvo presente en la platea y se presentó al público la noche de estreno) y a partir de la saga de ese arquitecto la autora construyó una "tournée" poética, sensible que habla del exilio, de las pérdidas, de los sabores y olores de la patria perdida.

LAS SECUENCIAS

Juliet Vincent demuestra sensibilidad narrativa y escénica y eso se traduce en una sucesión de secuencias, casi cinematográficas que son ilustradas mediante fotos o videos, que hacen evolucionar y complementan la historia de Francisco.

De él se cuenta su trabajo de arquitecto en Montreal, junto a un joven colega de ese país, de la persecución de un representante del gobierno canadiense que cree intuir en ese profesional, a alguien que encierra una etapa oscura en su vida y que aunque le diga que es italiano, en verdad esa no parece ser su verdadera nacionalidad.

LOS HECHOS

"El portero de la estación Windsor" está contada a través de varios personajes y cuatro actores y a través de ellos se puede observar el presente y el pasado de ese hombre, que encierra un hecho muy doloroso en su país, la muerte de un amigo.

La pieza tiene una raíz que se apoya cultural y sociológicamente en la década de los "70, en América latina. Pero lo sustancioso de su entramado de situaciones es que no sólo se ciñen a ese contexto enraizado en la política de aquellos años. Por momentos escapa a lo coyuntural, para asomarse con buenos recursos dramáticos, a una serie de recuerdos que van definiendo la personalidad y el nivel cultural de ese hombre. Por eso se habla de la música, de ciertas comidas, teniendo como objeto principal, un nuevo amor que nace de cierta desolada desesperación en tierras canadienses.

Con un ritmo que se sostiene en breves escenas, en monólogos, se lucen sus cuatro protagonistas: Manuel Vicente, Juliet Vincent, Cecilia Casero y Mateo Chiarino.