"AMALFI", LA PREMIADA OBRA DE ENRIQUE PAPATINO, Y UNA LLEGADA INESPERADA

El sabor de la nostalgia

Ficha técnica:
"Amalfi" de Enrique Papatino. Dirección: Enrique Papatino. Escenografía: Edgardo López Albarellos. Vestuario: Cecilia Larumbe. Iluminación: Eduardo Safigueroa. Actores: Eduardo Leyrado, Mariel Rosciano y Jorge Albella. Del Abasto (Humahuaca 3549), viernes, a las 21.

Ganadora del segundo premio Nacional de dramaturgia y del primer premio vigésimo aniversario Getea, al mejor texto dramático, de 2007, la pieza de Enrique Papatino, se parece a esas crónicas de viaje, que se escribían en el siglo XIX, en las que abundaban detalles cotidianos y contenidos épicos.

La historia si se la observa rápidamente, trata sobre un triángulo amoroso, una mujer que cree perdió a su marido en la guerra, tiene un amante y un día el supuesto muerto en el campo de batalla regresa a la casa y sorprende a todos.

Con un sutil tono de comedia, Enrique Papatino, también director, ubica su pieza dentro de un marco estético, que parece heredar del cine mudo, su impronta de casual encuentro/desencuentro entre los personajes, a la vez que juega con pequeños equívocos y un suave humor, lo que podría llevar a desencadenar una tragedia ante el descubrimiento del engaño.

LA GUERRA

Ella le dice a Ascasubi, el marido que regresa de la guerra, que un día llegó otro hombre a su casa y que éste llamado Braun, le traía pequeños regalos y así se fue quedando y se fue formando una relación.

El texto no deja claro si ese Ascasubi refiere a un marco histórico, lo mismo que Braun (no Brown), pero eso no parece ser lo esencial de esta metáfora, que alude al engaño, al que no querer ver una realidad que se impone en sí misma, frente a una serie de hechos, que los personajes se niegan a querer ver y a aceptar, como si tuvieran temor de que esa realidad se imponga de golpe y les haga perder el reino de las fantasías, en el que se encuentran sumergidos.

No obstante esa negación, ese clima entre realidad y fantasía en que parecen moverse cada uno, mientras dicen esos textos, que se escuchan con cierto "extrañamiento", en medio de una escenografía que parece inspirada en un cuento romántico, le otorgan un sabor especial a esta historia, que se impone por la elaboración y el cuidado lenguaje narrativo que puso en práctica el autor.

LAS ILUSIONES

Amalfi refiere a un lugar de Italia, al que los personajes mencionan varias veces, inmersos en un tono de nostalgia, como si intentarán volver a aprehender aquel lugar, ese espacio inasible, en el que les gustaría estar.
Si bien el texto no siempre parece funcionar teatralmente, no deja de provocar cierta fascinación escuchar a esos personajes, que por momentos, hablan en un tono susurrante, como si intentarán expresar en voz alta lo que piensan, aunque les gustaría hacer totalmente lo contrario.

Una puesta en escena e interpretaciones actorales (Eduardo Leyrado, Mariel Rosciano y Jorge Albella) que provocan un cierto marco de sugestión y parecen deslizarse por el espacio, como si de un sueño se tratara, le otorgan un singular atractivo a esta premiada obra de Enrique Papatino.

Juan Carlos Fontana