Recientemente se editó su décimo cuarto disco, "The Verdi Tenor"
Un tenor cordobés ya es uno de los mejores del mundo
Marcelo Álvarez gana aplausos en todo el mundo. Los críticos comparan su voz con la de Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
Bastante mejor que Messi y a la altura de Del Potro, el cordobés Marcelo Alvarez le está dando a la Argentina un significativo renombre y fama internacional a través de sus magistrales dotes musicales que ya lo ubican como uno de los mejores tenores del mundo, según unánime opinión de la crítica más exigente y caracterizada.
Tanto es así, que después de editarse recientemente su décimo cuarto disco, "The Verdi Tenor", primera grabación suya para el prestigioso sello Decca, Alvarez los analistas especializados han renovado la comparación de su prodigiosa voz con la de monstruos como (el primer) Plácido Domingo y (el maduro) Luciano Pavarotti.
No es todo en cuanto a dechado de elogios: al tiempo, la prensa alemana lo considera el heredero del fabuloso Alfredo Kraus. "Pero con una voz todavía más fresca y sensual", lo mima la calificada publicación inglesa "The Times".
El cantante lírico ha sido aclamado en todos los escenarios operísticos del planeta, lo que incluye nada menos que mecas de las siguientes cúspides: The Metropolitan Opera, Royal Opera House, Convent Garden, Teatro Alla Scala y Opra National de París.
Y pensar que en el capullo de su carrera nuestro Teatro Opera le dio la espalda al rechazarlo en dos sesiones de prueba que, a decir del protagonista, resultaron tan traumáticas como caóticas, además de nada profesionales por parte de los responsables de casting.
Marcelo resume la fallida experiencia de manera clara y contundente. "Ante todo, ¿cómo se puede tener una escuela de canto y no darles funciones a los jóvenes? Este es el grave error del Teatro Colón. Además, ¿cómo se puede saber si un chico tiene condiciones si le toman una audición en el tercer Subsuelo y no en un escenario, y sin poder tener acceso a otra oportunidad?" Remanida pero frase imbatible, no hay mal que por bien no venta: Alvarez, que se inició en la escuela de Niños Cantores de Córdoba "Domingo Zípoli" y, vaya talento precoz, a los 17 años ya era profesor de música, vendió todos sus bienes y se fue a probar suerte en Italia, impulsado por el tenor Giuseppe di Stéfano y tras haber conquistado el concurso "Pavarotti Argentino".
Allí incursionó con fuerza huracanada y éxito casi instantáneo en óperas del bel canto de Donizetti y Bellini y no muchos años después resultó caratulado como un intérprete especialmente dotado para los más complejos roles creados por el inmenso Giussepe Verdi.
De manera que es ciertamente apropiado que su primera grabación para Decca se titule "The Verdi Tenor", y que interprete arias y escenas dramáticas de famosas óperas del compositor italiano, como las emblemáticas y legendarias "Aída", "Il Trovatore" y "Macbeth", incluyendo lo que se considera uno de los máximos desafíos para un tenor: el rol principal de "Otello" con que cierra el brillante álbum.
Casado y con un hijo de once años, Alvarez, 47 años, confiesa que el mundo de la ópera es de una exigencia suprema, que genera un estrés casi saturante en la previa de las funciones y también arriba de las tablas.
"El estrés te lleva a situaciones que pueden tener graves consecuencias. Por ejemplo, si el hígado no funciona bien, la acidez de estómago quema las cuerdas vocales. Y si el aparato digestivo no está bien, el organismo manda toxinas al corazón y eso afectalas cuerdas. No se puede salir con lluvia ni con viento fuerte, así que lo ideal es encerrarse varios días antes de cada concierto", detalla.
"Por eso cada vez que termino una actuación, me arrodillo y le doy las gracias a Dios", confiesa.
A su tímbre cálido, Marcelo despliega en su último Cd dos cualidades infrecuentes entre los cantantes: el soberbio manejo del fraseo y una especial atención a las palabras.