Siete días de política

Fuerte ofensiva política de Néstor en ausencia de Cristina

Ratificó su pacto con Moyano. Tuvo un triunfo aplastante en el Congreso por la estatización de las AFJP y cargó contra laalianza de los radicales y Carrió, contra Macri y contra Cobos.

Las dificultades económicas, financieras y políticas no amilanan a Néstor Kirchner. Con su esposa de gira por el exterior ocupó el centro de la escena y retomó la iniciativa para desplegar una ofensiva arrolladora. Sólo pisó el freno ante a Hugo Moyano.

 

 Es que el ex presidente reconoce el poder cuando lo tiene delante y sabe ejercer la prudencia con quienes pueden causarle problemas.

 

El camionero tuvo una reacción airada ante al fallo de la Corte Suprema que cuestionó el monopolio sindical. Había dudas acerca de si Kirchner estaba al tanto de la decisión del alto tribunal y no hizo nada por impedirla o si también él había sido sorprendido por el pronunciamiento.

 

Lo concreto es que, ante la duda, Moyano resolvió presionar. Por boca de uno de sus principales voceros, el diputado Héctor Recalde amagó con promover en el Congreso una ley para reestablecer las indemnizaciones agravadas. Planteó que podía ser una indemnización doble y hasta triple para el caso de los despidos que se esperan por la merma de la actividad económica y no pidió la cuádruple para no parecer más grotesco. El último mes de Octubre fue el de menor cercimiento de toda la era kirchnerista y asoma en el horizonte una escenario complicado con fuerte conflictividad por las pujas sectoriales.

 

Los empresarios reaccionaron con protestas por la intimidación y el jefe de gabinete Sergio Massa salió el martes a descartar la iniciativa y a pedir "no atarse a soluciones que después cuesta trabajo desarmar".

 

Esto es, a desautorizar al líder de la CGT y a tomar distancia. Pero la movida del funcionario duró lo que un suspiro. Según trascendió, fue desautorizado en privado por el ex presidente que lo reconvino por jugarse sin consultar. En público la corrección se produjo por boca del hombre que refleja en la actualidad con mayor fidelidad la voluntad de Néstor Kirchner, el ministro del Interior Florencio Randazzo. Apenas 24 horas más tarde aseguró que el gobierno "no aprobaba ni desaprobaba" el anteproyecto de la CGT y la consideró como una propuesta "a analizar".

 

Una manera de tranquilizar a Moyano y, de paso, no sacarle la presión a los empresarios.

Para que no quedara duda de que el secretario general de la CGT es el principal aliado del gobierno ante un panorama económico que está pasando del gris al negro el propio Kirchner se encargó de asegurar que entre los dos estaba "todo bien" y el viernes concurrió a su reelección como líder de los camioneros.

 

Si con Moyano fue todo cautela, en el Congreso mostró, en cambio, la inflexibilidad de quien se sabe en una posición de fuerza. Ajustó los tornillos a propios y ajenos y logró la aprobación con una mayoría aplastante de la estatización de las AFJP, jugada que lo proveerá de fondos para poder manejarse sin estrecheces en el año electoral. La deuda previsional adquirida, el derioro institucional y la pérdida de confianza no pesaron a la hora de alzar la mano y el peronismo casi no mostró fisuras. Sólo el salteño Juan Carlos Romero -que no tiene responsabilidad de gobierno en su provincia- se rebeló.

 

Pese al control absoluto que demostró del Congreso y la férrea conducción política, Kirchner teme que un coalición opositora le dispute el poder el año próximo. Por eso atacó primero el principio de entendimiento alcanzado entre Elisa Carrió y el presidente de la UCR, Gerardo Morales ("son la derecha", aseguró, con Moyano a su lado), y después al vicepresidente Julio Cobos, que trabaja en una vuelta a su antiguo partido. A estar con las negociaciones en curso, primero volverían a la UCR los dirigentes "cobistas" y posteriormente su jefe político.

 

Es poco lo que Kirchner puede hacer a esta altura respecto de los radicales que, según la mayor parte de los indicios, comienzan a reagruparse en expectativa de poder. Pudo, en cambio, alejar del reagrupamiento de sus adversarios a Hermes Binner. El gobernador santafecino tiene que administrar su provincia y enfrentarse con el poder central es una opción que parece haber descartado.

 

También está sometido a la presión del kirchnerismo Mauricio Macri que debió soportar en los últimos meses a los jóvenes "k" por las becas, a los docentes "k" por todo tipo de reclamos, a los legisladores "k" por el presupuesto y los impuestos y hasta los dirigentes "k" de la Villa 31 que cortaron durante 10 horas una autopista. Un verdadero ataque masivo ante la cual el líder del PRO pareció paralizado.