RAZON Y FE

Grandeza y mediocridad

Se cumplen hoy 338 años de la muerte de Blaise Pascal, uno de los más eminentes matemáticos y físicos de la edad moderna, y a la vez, uno de los más exquisitos escritores cristianos.

POR PABLO S. OTERO Pascal nació el 19 de junio de 1623, en la ciudad francesa de Clermont y desde muy pequeño -según la biografía escrita por su hermana, Gilberte Périer- dio muestras de una inteligencia extraordinaria. Siendo adolescente comenzó a estudiar temas de geometría y a los 16 años escribió su primer tratado sobre "las cónicas". Dos años después, para ayudar a su padre, inventó lo que se conocería como la primera máquina de calcular. A los 23, como científico creó y llevó a cabo la llamada experiencia del vacío, que demuestra que todos los fenómenos atribuidos al vacío en realidad están causados por el peso del aire. El principio de Pascal, establece que los líquidos transmiten presiones con la misma intensidad en todas las direcciones. Con el tiempo, "el Pascal", pasó a ser una unidad de presión en el sistema internacional. También se destacaron sus investigaciones sobre las cantidades infinitesimales. La muerte de su padre en 1651, el contacto con los médicos que lo atendieron, una época en relación con lo frívolo y las recomendaciones de otra hermana muy religiosa, lo llevaron a un despertar espiritual. Sus biógrafos, narran que en la noche del 23 de noviembre de 1654 fue sacudido por una "profunda y fulgurante iluminación religiosa". De ahí en más su obra estará dedicada al hombre y sus problemas espirituales. Las reflexiones acerca de la grandeza y la miseria del hombre fueron consideradas fundamentales en la literatura de la época y deberían, por su vigencia, releerse en la actualidad. Pascal certificó para la posteridad, que el hombre fue hecho para pensar y ahí es donde reside su dignidad y oficio. Y además que su deber consiste en pensar como se debe. "El hombre -reflexionó el filósofo- no es más que una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una caña pensante. No es necesario que todo el universo se arme para destrozarlo, un vapor, una gota de agua es suficiente para matarlo. Pero aunque el universo lo destrozase, el hombre sería aún más noble que el que lo mata, porque sabe que muere y sabe la superioridad del universo; en cambio, el universo no sabe nada de ello''. ``Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Es con éste como debemos ennoblecernos, y con el espacio y el tiempo que podamos ocupar. Procuremos pues, pensar correctamente, tal es el principio de la moral". Ahora bien, para Pascal, el hombre es una criatura constitutivamente miserable, porque es inestable e incierto, y porque no sabe en que lugar colocarse y se halla visiblemente extraviado de su lugar, al cual busca con inquietudes por todas partes, "entre tinieblas impenetrables". Sin embargo, la humanidad, lejos de adoptar el pensamiento como la verdad esencial para retomar el camino; al no poder curar la muerte, la miseria, la ignorancia, "ha decidido no pensar en ello para ser felices y eligen la diversión", como una fuga ante la visión lúcida y responsable de la miseria humana. "Desde que se levantan, los hombres están invadidos por las preocupaciones. Y si sucede que tienen algún momento de tregua, se les aconseja que lo usen para divertirse. ¡Que insondable es el corazón del hombre y que lleno está de porquería!, siempre se vive atareado o dedicado a la diversión, por miedo a permanecer consigo mismo, a mirarse a sí mismo. Se tiene miedo a la propia miseria", dejó escrito. Murió de un tumor abdominal el 19 de agosto de 1662, tenía solo 39 años.