El malestar ciudadano por las multas

Las supuestas infracciones de automovilistas que el gobierno porteño habría comprobado mediante fotografías debe merecer una exhaustiva investigación.

El Tribunal de Faltas del Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires tiene una temperatura ambiente dada por el malestar ciudadano mucho más alta que la que pueda registrarse en la Legislatura discutiéndose el más controvertido proyecto de ley. Las multas aplicadas a conductores mediante el sistema de la fotografía ha puesto al sistema en tela de juicio, porque se ha demostrado ya con innumerables reclamos que existió una configuración no verdadera de lo que refleja la documentación enviada al infractor. Curiosamente, se ha buscado e implantado una forma de control del tránsito que tuviera en la transparencia de la acción la más absoluta garantía para el ciudadano, y resultó todo lo contrario, pues se cayó en un procedimiento que linda con el delito institucionalizado. Este asunto no debe agotarse en el reclamo ante los jueces de faltas, ni que los nuevos funcionarios del gobierno porteño busquen culpables en las dos gestiones anteriores, sino ir de lleno a buscar la responsabilidad que les cabe a las empresas que fueron contratadas para la toma de las fotografías, en las cuales estaban los niveles de ganancia monetaria, ya que las mismas no tienen participación alguna en lo que respecta al pago de la multa. La ciudad de Buenos Aires, entre los muchos problemas que tiene por resolver, el del tránsito no ha encontrado nunca un cauce adecuado, razonable, que no busque en la sanción de la infracción su propia naturaleza, sino un criterio educador hacia los automovilistas. Pero, desde la época de los abusos de los llamados ``zorros grises'' hasta hoy, por lo menos, el automovilista sigue siendo el blanco indefenso de un sistema de recaudación por la vía de infracciones de tránsito, y cuando hay una ambición al margen de la ley, ninguna tecnología alcanza para superarla.