LA DANZA ES LA COLUMNA VERTEBRAL DEL SHOW EN EL CAFE DE RIVADAVIA Y RINCON

Noche de tango entre ángeles

El Tango! Autoría, coreografía y dirección: Luis Pereyra. Puesta en escena: Víctor Tela, Luis Pereyra. Dirección musical: Pablo Aznares. Dispositivos escénicos, iluminación y proyecciones: Víctor Tela. Elenco: Nicole Nau, Luis Pereyra, Nora Roca, Luis Filipelli, Judith y Fernando, Micaela Cortada y Ollantay Rojas, Ivana Fleitas y Mauricio Córdoba, Sofía Jazmín y Guillermo Lugrin, Sexteto Gavino Tango y cuarteto de señoritas. En el Café de los Angelitos.

Es la danza la que en las últimas dos décadas le abrió caminos al tango en todo el mundo, cautivando a los públicos más disímiles. Tal vez por eso (la propuesta apunta directamente al turismo), y porque el director Luis Pereyra es un bailarín de fuste, profundo conocedor de su ‘métier’, es que el show que se presenta cada noche en el recuperado Café de los Angelitos tiene la danza como razón de ser y principal atractivo. Claro que Pereyra, en inspirada dupla con el puestista Víctor Tela, se ha ocupado de vestir la escena de modo tal que el deslumbramiento que provoca el movimiento acompasado de los cuerpos encuentre su correlato en la riqueza visual y sonora del conjunto, tanto sea desde el vestuario como a través de la escenografía virtual y el inobjetable desempeño de los músicos. No pretende el espectáculo contar de forma cronológica la historia del tango, pero en su evolución ofrece claras referencias a épocas y estilos (el baile de salón, el milonguero, la renovación piazzolliana) que han venido enriqueciendo este arte popular. Es así que, sin ser solemne, resulta hasta didáctico. CON HISTORIA Cinco parejas de bailarines (incluidos el director y su compañera Nicole Nau) animan los distintos segmentos basados en el repertorio internacionalmente más difundido. Solos y escenas de conjunto se intercalan de tal modo que la atención nunca decae. La conexión entre los cuadros es fluida (favorecida por un dispositivo escénico de paneles corredizos), y el modo en que cada pareja entiende la danza abre un abanico de opciones que elevan el resultado final. Enérgicos e histriónicos, Judith y Fernando; lánguidos y puntillosos, Micaela Cortada y Ollantay Rojas. Sofía Jazmín y Guillermo Lugrin, de corte más arrabalero; Ivana Fleitas y Mauricio Córdoba, todo vértigo y seducción. Nicole Nau y Luis Pereyra, en tanto, se mantienen fieles al estilo que se les conoce, pulcro en los pasos, elegante en la interpretación. Juntos ofrecen uno de los momentos más inspirados del programa, con una alta dosis de compenetración y entrega. Dos buenos cantores de la generación intermedia, Nora Roca y Luis Filipelli (en reemplazo de Guillermo Galvé), le ponen voz a la velada con tangos clásicos y sendos homenajes a Carlos Gardel y Aníbal Troilo, y al mítico café que los cobija, al que Cátulo Castillo y José Razzano dedicaron un tema que pinta en pocos trazos la historia del lugar. Pablo Aznares, desde el violín, conduce un sólido conjunto musical que encuentra en él mismo y en el bandoneón de Matías Rubino las columnas sobre las que construye su lucimiento. Vistosa e igualmente afiatada, la línea de cuatro ‘señoritas’ que interpreta un repertorio de las primeras décadas del siglo pasado resulta una nostálgica evocación de las formaciones de ese tipo que supieron animar a los parroquianos del café hace ya tiempo. Una última mención para las proyecciones que visten el espacio escénico, de gran belleza; para la rica iluminación y el sonido, que permiten que esta propuesta esté a la altura del símbolo porteño al que rinde tributo. Daniel E. Sousa