Ambos buscaron a morir los tres puntos, aunque se conformaron con el empate

Empate entre Racing y Chacarita

Intentan salir de este pésimo presente, hacen todo como para ganar y no se les da. Los dos jugaron un buen primer tiempo, pero ninguno logró sacar diferencias. Lo cierto es que la "Academia", a pesar de estrenar la dupla delantera Alfredo Moreno-Neira, y los "funebreros" siguen sumando sólo tristezas en el Apertura.

Por una rato largo -se podría decir que durante casi toda la primera etapa- Racing y Chacarita se olvidaron de sus respectivas angustias. No porque hayan encontrado una solución a las mismas, ni siquiera porque hubiesen hallado un paliativo provisorio, pero al menos contrarrestaron las dificultades que les presentó el campo de juego -muy mojado- y protagonizaron un capítulo inicial prometedor, intenso. Todo lo contrario de lo que fue el complemento, en el que el partido los devolvió a la realidad. Los de San Martín cumplieron su cuarto compromiso sin sacudir una red ajena -y en consecuencia sin ganar- y los dueños de casa continúan sin conocer el éxito, aunque al menos no fueron derrotados como en los tres cotejos anteriores. Por lo tanto, nadie se fue conforme. Una de las ilusiones en la que se apoyaban los hinchas de la Academia -que asistieron en un aceptable número, a pesar de todo- y el propio entrenador Alberto Jorge, era la presentación de sus dos hombres de punta. Y la primera etapa les dio elementos para sustentar su esperanza. Manuel Neira y especialmente Alfredo Moreno, le dieron agresividad a la ofensiva de los locales, y de no haber mediado las notables intervenciones del Flaco Vivaldo, el santiagueño podría haber gritado su primera conquista con la camiseta albiceleste. Ya en la primera pelota que tocó, Moreno exigió al arquero visitante que tuvo que mandar al córner su remate. Luego tuvieron la posibilidad de abrir el marcador el mismo ex Boca con un cabezazo que se fue por arriba del horizontal, el chileno con un remate que terminó elevándose también y la chance del encuentro encontró una vez más a Vivaldo mostrando sus virtudes: dentro del área mayor respondió ante un disparo de Moreno y tras el rebote que fue a parar a Chatruc, se reincorporó y mandó el envío hacia el tiro de esquina. Apenas se habían cumplido 20 minutos y la aparición de quien terminara siendo un ausente notable de la tarde -el gol- parecía inminente. Porque además de los uh! que provenían de la cabecera local, el experimentado Mario Lobo se las había ingeniado para molestar a Sessa con un remate de casi 35 metros y luego pifió una chilena dentro del área chica tras un centro de Rosada. Se cerró un entretenido primer tiempo y se esperaba por más emociones en la reanudación. Pero los jugadores sintieron el desgaste realizado y acusaron el cansancio de haber lidiado con un terreno tan rápido como pesado. Entonces surgieron las imprecisiones, las desinteligencias, no se lograban tres pases consecutivos, y la presión de lo antecedente comenzaba a pesar. Si bien a ninguno le servía el empate, mucho menos aportaba a sus urgidas realidades sumar un nuevo traspié. Los funebreros se fueron sin saber ya a quién apostar para poder gritar un tanto, los de Avellaneda -más acostumbrados a la incertidumbre total- se debaten entre la crisis futbolística y la institucional. Y no saben cuál es peor. Ignacio Greco Fotos: Mario Paganetti